ESPERANZA ORELLANA MORALEDA, HA SIDO NOMBRADA PRESIDENTA DE HONOR DEL COLEGIO OFICIAL DE VETERINARIOS DE MADRID

Date: Oct 15, 2018

El Pasado 3 de Octubre coincidiendo con la festividad del Patrono de la Profesión, San Francisco de Asís, la hoy Directora General de Producciones Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y  ex Vicepresidenta de la Asociación del cuerpo Nacional Veterinario, recibió un caluroso homenaje de sus compañeros, donde se le otorgó la presidencia de Honor del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid.

En su discurso y que por su idoneidad trascribimos en su integridad, hizo un alegato en defensa del Veterinario en la modernización del sector agrario español. Resaltando su labor en la lucha contra el despoblamiento rural, en la aplicación de la Política Agraria o en la balanza comercial agroalimentaria.

Estuvo arropada por la Junta Directiva de la Asociación, así como por distintas personalidades de la administración y del sector privado.

PALABRAS DE AGRADECIMIENTO POR EL NOMBRAMIENTO DE ESPERANZA ORELLANA MORALEDA COMO PRESIDENTA DE HONOR DEL COLEGIO OFICIAL DE VETERINARIOS DE MADRID

Madrid, 3 de Octubre de 2018

Cuando Felipe me llamó (Felipe Vilas, Presidente del Colegio de Veterinarios de Madrid) para decirme que la Junta de Gobierno del Colegio había tomado la decisión de nombrarme Presidenta de Honor del Colegio, aparte de la responsabilidad que eso supone y de la enorme alegría, lo primero que me pregunté fueron las razones, cómo se ha pensado en mí. Empecé a reflexionar por qué será esto, por qué han decidido nombrarme a mí.

Pensé primero en la trayectoria profesional, por supuesto por ser veterinaria, por ser funcionaria y por la cantidad de años que llevo en el Ministerio, dedicándome a esto.

También pensé por mis cualidades personales, pero no por ellas, sino simplemente en la dedicación y el amor que yo, durante toda mi trayectoria, he tenido por esta profesión y por la Agricultura y la Ganadería y por el Medio Rural. Y luego por mi condición de mujer, porque realmente hoy en día en papeles protagonistas no somos muchas, también pensé que eso podía haber contribuido.

Bueno, yo creo que cualesquiera que sean las razones, estas, otras, las que tengan que ser, sí que me gustaría mencionar estas tres cuestiones de una manera rápida.

Respecto a mi trayectoria profesional, yo tengo que decir que no soy una veterinaria vocacional, los que me conocen saben que mi familia son químicos, mi padre era químico, mi madre era química, mi abuela farmacéutica, es decir, no procedo del mundo rural, ni tampoco procedo de la profesión veterinaria. Sí procedo de una familia en la que las mujeres han estudiado y eso, quizás de alguna manera, me hizo pensar que no había otra que estudiar. Siempre me gustó, me gustó muchísimo, y quizás cogí veterinaria por el hecho de que los estudios sí me atraían y me apetecía estudiar la carrera.

Creo que la vocación de servicio público surgió después. También es algo que puedo identificar perfectamente a lo largo de mi trayectoria como algo que realmente he vivido profundamente. No soy vocacional en lo profesional. Sí vocacional en lo que a servicio público se refiere. Por eso pensé en la Administración y tenía claro que quería ser servidora pública. Por tanto, hice mis oposiciones al Cuerpo Nacional Veterinario e ingresé en el año 1988. He ocupado distintos puestos en el Ministerio, fuera de Madrid y en Madrid.

A mí lo que gustaría decir es que he participado en el proceso de evolución de la Agricultura y la Ganadería españolas. Y, bueno, me gustaría pensar que he podido ayudar un poquito, aunque suene como pretencioso, pero por lo menos he sido testigo de excepción de una serie de hitos, de retos, de una evolución sectorial que creo que ha sido enormemente significativa.

El despegue de nuestra Agricultura y nuestra Ganadería, inmediato al ingreso en las Comunidades Europeas, hoy Unión Europea, la modernización de nuestra Agricultura y nuestra Ganadería de la mano de la Política Agrícola Común, el desarrollo de los mercados exteriores y  la presencia de las producciones españolas en los mercados exteriores por efecto de la mejora sanitaria enorme de nuestra cabaña y del esfuerzo realizado por muchísimas personas.

El proceso de interiorización y de adaptación de la Ganadería a ese rapidísimo, a ese vertiginoso cambio en las sensibilidades o en las preocupaciones de los consumidores respecto a la producción animal. Me estoy refiriendo a cómo tuvieron que adaptarse poniendo en marcha un sistema de identificación y trazabilidad cuando hubo una crisis de las vacas locas, adaptarse a las condiciones cada vez más exigentes respecto a las sustancias utilizadas en la producción animal, a las exigencias en materia de bienestar animal… Esa rapidísima y exitosa adaptación de la Ganadería a estos requerimientos sociales, creo que también he tenido ocasión de acompañarla de alguna manera. Y espero seguir siendo testigo de transformaciones, de retos, de éxitos porque realmente nuestra Agricultura y nuestra Ganadería son un ejemplo de éxito.

Refiriéndome después a la cuestión de mi sensibilidad y mi amor hacia el mundo rural, me gustaría decir que, precisamente porque no procedo del mundo rural, ha sido mi profesión la que me ha permitido conocer el Medio Rural. Me ha permitido conocer la Agricultura, la Ganadería, los pueblos, los paisajes, cómo la Agricultura y la Ganadería precisamente han conformado el Medio Rural, a las personas que trabajan en él y que, además, desgraciadamente, con el paso de los tiempos, cada vez visibilizamos menos.

Y a eso me quería referir a continuación: es decir, cómo una sociedad urbana –el otro día leí que Julio Llamazares decía que es el supremacismo de los urbanitas-, cómo la sociedad urbana considera que la población rural, los agricultores, los ganaderos, pueden considerarse ciudadanos de segunda clase. Contra eso hay que luchar, con toda nuestra fuerza. Como nuestros jóvenes ya no son de un pueblo, ya no van de vacaciones al pueblo, vamos perdiendo ese cordón umbilical que une a la ciudad con lo rural.

Y cómo los agricultores y los ganaderos, que con su trabajo no sólo nos dan de comer, sino que conforman ese paisaje que nos gusta ver cuando salimos de domingueros, son realmente los que están allí y hacen que no se abandonen los pueblos. Y ahora se habla también mucho de la España vacía, del despoblamiento, del envejecimiento,… pues realmente es la Agricultura, la Ganadería, la Agricultura rentable, moderna, innovadora, atractiva para los jóvenes, la que tiene que conseguir parar este proceso de despoblamiento del Medio Rural y de desconexión entre lo urbano y lo rural.

Y esta realidad también está cambiando nuestra profesión, los veterinarios en nuestras Facultades están en ellas porque su interés, en la mayor parte de las ocasiones, viene de la mano del mundo del animal de compañía y, quizás, porque ya nuestros padres no son de pueblo y nuestros abuelos no son de pueblo, no tanto desde ese conocimiento de lo que es la Agricultura y la Ganadería.

Y desde la posición de los veterinarios, y en mi caso desde mi posición de veterinaria y responsable de políticas agrarias, quiero transmitir a los nuevos profesionales que trabajar para la Agricultura, la Ganadería y el Medio Rural, no solo es una de las cosas más gratificantes y más interesantes que un veterinario puede hacer, sino que es esencial para asegurar el futuro de nuestro Medio Rural y de nuestro país.

Decía José Mujica, el expresidente del Uruguay a propósito de la crisis venezolana y leo textualmente: “En el campo venezolano no hay nadie, no hay nada, la gente se fue a las ciudades y se perdió la Agricultura. Venezuela está descalza porque no tiene producción de comida y eso no se arregla por arte de magia. Un país que pierde a sus agricultores y ganaderos, lo pierde todo.”

Creo que los veterinarios también tenemos una enorme responsabilidad para evitar este abandono y tenemos que ser los impulsores de que la Sociedad perciba con claridad, qué es lo que Agricultura y Ganadería, qué es lo que agricultores y ganaderos hacen por ella y los servicios de todo tipo que nos prestan. Desde la posición de profesionales formados, defensores de la ciencia y la evidencia científica, como somos los veterinarios, tenemos que contribuir a desmontar falsos mitos, desinformaciones interesadas o no, bulos, mentiras de todo tipo que muchas veces rodean a la producción de alimentos, a la cría de animales con este fin y al trabajo que realizan agricultores y ganaderos.

Y, finalmente, si mi condición de mujer ha tenido algo que ver en este reconocimiento, quiero pensar que así es, y como también estoy muy orgullosa de ello, pues quiero señalar que las facultades de veterinaria de España ya están afortunadamente llenas de mujeres. Y quiero animar a todas ellas a superar las dificultades que aún hoy van a encontrarse en el desempeño de su carrera, a animarlas a romper prejuicios, a animarlas a luchar contra la desigualdad de género en todos los ámbitos, profesionales y personales, y que contribuyan a avanzar en conseguir que dada día seamos más las que tengamos papeles protagonistas en esta profesión.

Yo soy una privilegiada, he podido hacerlo, también porque he recibido muchísimo apoyo de mi familia, de mi marido Ignacio que aquí está, ya lo ha dicho Felipe también. De hecho, hemos sido tándem y, quizás, he podido llegar aquí porque hemos sido dos, y no solo una. Por tanto, he podido dedicarme a lo que más me gusta que es mi profesión en cuerpo y alma.

Por eso, quiero acabar con un reconocimiento a las pioneras de la profesión y del Cuerpo Nacional Veterinario. A las tres primeras mujeres que se matricularon en Veterinaria allá por 1930, cuando eliminaron de las pruebas de acceso el examen de grado. A las seis primeras mujeres que ingresaron en la Administración Española en 1912, es verdad que con puestos de auxiliares. Y a las dos primeras mujeres que ingresaron en el Cuerpo Nacional Veterinario, doña Luz Zalduegui Gabilondo y doña Dulce María Barrios Martín en 1945.

Hoy realmente somos más las mujeres que los hombres en las promociones de las facultades y del Cuerpo Nacional Veterinario.

En cualquier caso, sean estas, otras o ninguna las razones por las que el Colegio de Madrid ha querido otorgarme este reconocimiento, quiero daros mis más sinceras gracias a todos los compañeros y desearos un feliz San Francisco.

 

De izq. a dcha.: Ignacio Sánchez, vicepresidente de la Asociación del Cuerpo Nacional Veterinario, Esperanza Orellana y Felipe Vilas, presidente del Colvema (Fotografía cortesía de Animal’s Health)

Esperanza Orellana junto a Quintiliano Pérez, presidente de la Asociación del Cuerpo Nacional Veterinario (Fotografía cortesía de Animal’s Health)